quarta-feira, 10 de fevereiro de 2016

Ibsen "La dama del mar".

La dama del mar.

El encuentro.

Hay momentos que todo lo que uno escucha o mira acaba entrando en una especie de remolino que alimenta e inspira un todo; un todo que va formando adentro nuestro algo como un boceto  despeinado, un mamarracho,  una masa, un barro inicial que posibilita que un día, de ahí,  pueda nacer una creación.
Imágenes nebulosas como brillos de neón vistas desde un para-brisas en una noche lluviosa se suceden: teatro, comedia musical, Franklin Caicedo, Peer Gint, Ibsen…
Caminando por el barrio de San Telmo entramos en una especie de revoltijo: papeles, fotos, objetos amontonados nos recuerda nuestro propio desorden interno…”igual que en la  vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclado la vida” diría el poeta.
La vista se pierde en el afiche de una película de terror que en un pasado ancestral provocó escalofríos y pesadillas o en el anuncio de un show de magia similar a los del gran Houdini  prometiendo experiencias asombrosas.
Originales de historietas, revistas antiguas, libros que no están y como de la nada aparece una edición antigua de “La dama del mar” de 1945.
Pasaron algunos días hasta poder tener tiempo de abrir el libro, en la tapa el dibujo ingenuo de una joven mirando el mar, las hojas amarillas con olor a tiempo, en la encuadernación rústica y barata las páginas cosidas con hilo sisal blanco nos traen un poco de una historia hecha de operarias que, en  tardes de mate y trabajo manual en talleres artesanales,  hablaron de cosas que ya no están.

La otra dueña.


El ejemplar  tiene escrito, con una caligrafía esmerada, en las primeras páginas el nombre de “Irma E. Kohlig”.
Es una rúbrica hecha con lapicera de pluma, la tinta es azul claro, el trazo es discreto y elegante. Tratar reconstruir la figura de una dama es una práctica fantasiosa; su apellido es de origen alemán, no es difícil imaginársela blanca, rubia, de ojos claros; seguramente porteña y culta.
Inquiriendo  supe que murió en 2009, que la inicial de su segundo nombre era Elsa. Supongo que  tal vez después de la muerte de lady Kohlig,  algún pariente,  sin saber qué hacer con su biblioteca se deshace de sus libros… quizás nuestros objetos preciados un día sean encontrados por caminantes distraídos en un anticuario de San Telmo? Ojalá nuestras bibliotecas encuentren lectores ávidos para que nunca  se abandone  la larga caminada.

                                                                 -0-0-0-
Ibsen.
Ateo, tuvo como dramaturgo  un periodo naturalista y después se encantó por el simbolismo; defensor de un mundo donde la mujer sea  valorada, escribió poesía y teatro  a fines del siglo XIX en una Noruega religiosa y conservadora; “Casa de muñecas” y, sobre todo “Peer Gyn” fueron sus obras dramáticas más célebres.

Conoció la pobreza económica y el reconocimiento de su talento, Bernad Shaw lo eleva a la condición de uno de los mayores dramaturgos de la historia. Antón Chéjov  reconoce su paternidad artística.

 

 La dama del mar, sinopsis.
 La escena nos trae a una joven obsesionada por el mar, Ellida vivió su infancia en un ambiente marítimo, esto,  por ser hija del encargado del faro en una isla; se casó con un señor  viudo, mayor que ella,  padre de dos hijas, una de ellas casi de su edad, se instalan en una casa en la sierra; su marido el doctor Wangel preocupado con cierta tristeza que intuye en su mujer la indaga y descubre que el recuerdo de una antigua aventura amorosa es lo que perturba a su esposa.
Esta dualidad acompaña toda la obra y se resuelve en el desenlace final de la trama; Ellida opta por quedarse con su marido.

Construcción de la obra.

Ibsen  escuchó dos  historias que lo impresionaron y que lo inspiraron para crear su obra. 
Una de ellas habla de un noruego, de origen finlandés, que con sus ojos mágicos e irresistibles sedujo a la mujer de un párroco y se la llevó lejos de su marido y su hogar. 
La otra cuenta sobre un marinero que llevaba fuera de casa tanto tiempo que se le creía muerto, hasta que un día apareció de repente y se encontró a su mujer casada con otro hombre. 
Ibsen cita esta historia colocándola en la boca del personaje llamado Ballested, el  pintor,  dice que estaba emprendiendo una gran obra con este tema que acabamos de describir, aquí su relato:” La mujer de un marino, una joven. Duerme; pero desasosegada; sueña …es una especie de fantasma. Es el esposo, a quien ha engañado,  durante su ausencia…era marinero y ha perecido en el mar…(aquí entra lo fantástico) .Ha vuelto a su casa de noche , calado hasta los huesos como quien acaba de salvarse de un naufragio, y está de pie junto a la cama mirando su mujer”.

                                                                    -0-0-0-

De la génesis de la obra se conocen dos bocetos del autor  en ellos se percibe  que comenzó con dos ideas contradictorias. Una estaba basada en un tema folklórico- la imposibilidad de relación que había entre personajes  humanos y no-humanos – temas  de la mitología nórdica (en el caso entre un hombre y una sirena), el título original, inclusive, era “La Sirena”.
La segunda idea que poblaba la imaginación de Ibsen era un asunto realista, común en el final del siglo XIX, la estreches moral y psicológica de la vida provinciana.

Mitos
El primer mito que surge es el de una sirena, la imagen de una sirena muriendo por no poder encontrar el camino y alcanzar el mar es pintada por uno de los personajes. El pintor, en el drama busca una modelo para colocar en su tela.
La sirena está en varias tradiciones, en la griega, presente en los relato de Homero como un símbolo de la tentación, en la africana, de forma más indirecta, con el mito de Iemanja, como lo femenino en el sentido de la belleza y del misterio y por último la imagen de la sirena la encontramos en la mitología nórdica donde son  llamadas de  mermaids y representan criaturas benéficas.
La imagen de la sirena fue bastante notable en la época en que Ibsen escribió este drama, un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, famoso por sus cuentos para niños, fue originalmente publicado el 7 de abril de 1837 con el nombre de “La pequeña sirena”.
El segundo mito es el mar, el mar como sinónimo del amor, de lo oculto, pertenecer al mar, habitar el mar, el mar como metáfora de algo seductor y temible.
El mar en el drama produce en la protagonista los mismos sentimientos que su amante, es descripto como algo al mismo tiempo  atractivo y atroz.
En la mitología griega el mar estaba representado con la figura del poderoso Neptuno, en la   nórdica el mar por un lado está relacionado con algo divino, Egir Dios de los mares representado con la figura de un anciano (similar a la imagen del dios cristiano o el Oxalá del candomblé) dueño de toda  belleza y al mismo tiempo  capaz de producir las más terribles tempestades.
Durante el drama Ellida describe su amante como alguien que hacia parte del mar, aquí una de sus palabras describiendo para su marido un diálogo entre ella y “el extraño”:  ” Hablábamos de las tempestades y de los tiempos de bonanza, de las noches lóbregas y de los días de sol; pero, especialmente, de las ballenas  y las focas que se arrastran por los escollos a los rayos del sol, de las gaviotas y de todas las demás aves marinas. Entonces me parecía que todos esos seres debían ser de la misma raza que él”.
                                                                      -0-0-0-
Rituales.

Mas un ritual que transcurre durante el drama, “el extraño” y  Ellida hacen juramentos de amor, él toma su anillo y lo junta con el de ella, los coloca en una cajita los arroja al mar y pronuncia unas palabras que comprometen a la pareja en una promesa, una especie de ritual de casamiento.
Años más tarde “el extraño”  recuerda este ritual para argumentar que Ellida y él habían, simbólicamente, contraído matrimonio. Aquí, lo que dijo Ellida, aclaro que en mi entender donde dice anillo debería leerse la palabra estuche:   ”Sacó del bolsillo un anillo, y se quito del dedo una sortija  que llevaba; luego me sacó a mi del dedo una sortija que tenía; y las dos, la suya y la mía, las metió en el anillo, diciendo que entonces debíamos casarnos con el mar”.

Historia paralela.

Además de la historia central, el triángulo amoroso formado por Ellida, Wangel y “el extraño”, existe otra historia paralela de la que hacen parte Harnholm, amigo e instructor de la familia,  junto con Hilda, la hija mayor del doctor Wangel.
En esta pareja Ibsen coloca el tema del provincialismo  como sinónimo de prisión y lo opone a la imagen del mar como símbolo de la libertad.
Surge la historia de los carassius (peces de pecera) y del estanque.
En uno de los pasajes más poéticos y filosóficos del drama Ibsen coloca una cuestión en la boca de uno de los personajes: Harnholm compara la vida de los peces del estanque con la vida  provinciana que vivía Hilda, la contrasta con la vida libre de los peces en el  mar y  así nos trae una imagen interesante sobre como un entorno puede restringir  nuestros actos, nuestro pensamiento, nuestro mundo, nuestra perspectiva.

El sentido de la obra.

I
bsen introduce una elección en las dos historias amorosas que hacen parte de la obra; en una de ellas, la de Harnholm/ Hilda, opta porque la relación se encamine en un sentido de ruptura con una realidad complaciente.
En el triángulo  central (Ellida/Wangel/ “el extraño”) parece que Ibsen no consigue romper con su conservadorismo y después de todas las argumentaciones por las cuales quedaría probado que Ellida tendría que entregarse al mar y a su historia romántica del pasado, él la hace optar por una relación infeliz.

El estilo literario.

Uno de los méritos de la obra es su fluidez, es un drama que se deja leer, que no cuesta, el placer de disfrutar sus páginas hace que uno lo deguste casi que por entero en algunas breves horas.

Algunos desdoblamientos.

La película.
“La dama y el mar” fue filmada en Argentina en 1954; dirigida por Mario Soffici con Zully Moreno; se trata de una película naturalista al mejor estilo Hollywood.

Un nuevo libro.
Susan Sontag escribió una novela basada en el libro de Ibsen pero introdujo algunas modificaciones, si recordamos lo que fue el boceto original podemos ver ciertas semejanzas con la idea inspiradora de Ibsen.
La protagonista también se casa con un hombre más viejo, que también tiene dos hijas pero en la  obra de Sontag esa relación no se salva porque ella se identifica con el mar al punto de no poder reconocerse en una relación humana por pensar a sí misma como una criatura que pertenece a otro mundo.
Aquí  un poco del relato del libro: “No creemos que sea extraño que pertenezcamos a la tierra. ¿Cómo fue que pasó eso? ¿Por qué fue que llegamos a pertenecer a la tierra seca? ¿Por qué no al aire? ¿Por qué no al mar? El deseo de poseer alas. Los extraños sueños en que uno puede volar y sin sorprenderse de ello…, ¿eso no sugiere algo? Y, entonces, hay gente que cree que pertenece al mar”.

La nueva puesta.

La obra original  se estrenó el 12 de Febrero de 1889, en Oslo, y se presentó en muchos lugares más alrededor del mundo. Más de 100 años después,  apareció, de repente, en Italia, representada con una estética muy particular. Caras blancas, fondos lisos, sombras y el sonido, siempre, del mar. Era Bob Wilson quien estaba detrás. La misma obra fluye y  permanece. Permanece Ibsen, permanece  el mar,  permanece Ellida. 

Final.

El tema con todo lo que carga de simbolismo es inspirador y permite muchas lecturas.
Al final de cuentas:  “ La dama y el mar”, una perla encontrada en un rincón de San Telmo.