sábado, 18 de abril de 2020

Sikán.


De la serie mitos africanos.


Cada mito es una fuente de inspiración para la pintura, la música o la literatura , este mito especificamente reúne una historia que incluye el sonido de un tambor sagrado.
Las imagenes son de Belkis Ayon e incluimos un texto de Carpentier.
El mito de Sikán .
La religión  Abakuá tiene una ancestralidad africana que viene de la región nigeriana de Calabar.
Nos cuenta el mestre Ramon Torres Zayas que esta cultura no tiene un mito cosmogónico pero tiene como base una leyenda que narra la historia de la princesa Sikán.  En el mito ella escucha la misteriosa voz de Tanze, de la boca de um pez que es la encarnación de un Dios , y esa voz se convierte en el sonido esencial del tambor sagrado.
Como em todos los mitos antiguos existen muchas versiones y muchas variantes  ,vamos a destacar la de Alejo Carpentier y la del próprio Ramon Torres Zayas que es um sacerdote de Abakuá.

Carpentier. 


“Y he aquí que Sicanecua, negra linda, esposa del hechicero, se dirige al río Yecanebión, llevando su cántaro al hombro. . . Y Sicanecua cantaba la canción de las siete cebras que comieron siete hebras y siete lirios, cuando observó que algo bramaba, entre los juncos, como un buey. ¿Buey enano, duende buey? Y Sicanecua atrapa el prodigioso ser-instrumento, y lo encierra en su cántaro amasado con barro de calveros. Era un pez roncador como nunca se viera otro en la comarca. La mujer corre a mostrar el hallazgo a su marido-nazacó [...] Con la piel del pez roncador se construye el primer Écue-llamador. Y como ninguna hembra es capaz de guardar secretos, los tres Obones y el Nazacó degüellan a Sicanecua, y la entierran, con danzas y cantos, bajo el tronco de la palma. (Carpentier, 2012: 203-205)”.

Nos cuenta Ramon Torres Zayas:

“De la formación de la primera entidad en Bekura Mendó, tierra de Usagaré, en el Viejo Calabar, cuando se disputaban el territorio los efí y efó. El poderoso hechicero, Nasakó, había predicho que el pez Tanze, reencarnación del viejo obón Karabalío Okambo, a su vez reencarnación de Abasí (Dios) se le iba a manifestar a un humano. Cierto día Sikán, hija de Mokuire, patriarca efó, fue al río Oddán y cambió su casimba (una jícara, cazuela o tinaja) que dejaba siempre desde el día anterior en la caída de agua para que se llenara y abastecer así a su familia. Resulta que Tanze se introdujo en la tinaja y cuando ella iba de regreso, bramó sobre su cabeza, jurándola como primera obón obonékue. Ella, aterrorizada, se lo contó al padre, este consultó al hechicero Nasakó y la confinaron en una cueva. Pero el pez murió dentro del güiro y se precisó de un conjunto de ceremonias para revivir la Voz divina. De cualquier modo, hubo que sacrificar a Sikán, pues se creía que con su piel podría hacerse algo, ya que ni con la de Tanze, ni jutía, ni carnero, nada, resolvía. Tampoco la de ella sirvió, hasta que la "brujería" de Nasakó le dijo que el cuero del chivo de Iyamba supliría. En fin, que fue así como se logró conseguir reproducir el Sonido .
Eso, a grandes rasgos, es lo que dice el "tratado" de Manán Tereoró, Efó, porque hay muchos otros que difieren poca cosa, pero son diferentes, por ejemplo, para los efí, Sikán no es hija de Mokongo, sino su mujer, porque según estos, Mokongo era Efí, hijo de Efiméremo, el primer Iyamba de ellos. En una versión (efó) ella fue sacrificada antes de que se descubriera que la piel del chivo era efectiva; en otra (efí) por decirle a su marido que ella había descubierto el Secreto que tenían los efó, es decir, por profanación.